Monólocos #2

Algún día llegara la hora de morir,

por eso cada momento de mi vida voy a vivir,

y no me importa si en el juego voy a sufrir,

solo la música de mi alma, mi único elixir.

Yo solo veo toda esa gente corriendo,

sin saber consciente mente lo que están haciendo,

llenándose de estrés en cada momento.

Otra forma de pudrirse, a fuego lento.

Otros desviando su atención como payasos,

ocultando sus problemas con estratagemas,

de los medios que maquillan sus fracasos,

de lo lindo y sencillo,

que seria ver un sublime ocaso.

Mientras la música fluye entre mis neuronas,

y con las palabras me esfuerzo por hacer maromas,

con mis mensajes negros, oscuros y reales,

como los mela nomas,

retratos crudos y duros,

llenos de testosterona.

La timidez,

de mis ideas, ha hecho un cementerio,

pero ya puedo sacarlas,

pero con intriga y misterios,

tan oscuras y profundas,

sucios de versos ebrios,

mientras están contaminan,

el aire etéreo.

Explorador de Babel,

que busca su verdad,

soñador insistente,

que ansia su libertad,

pensador, que emana

por fuera felicidad,

porque es grande por dentro,

aunque disimula humildad.